viernes, 26 de marzo de 2010

El 60% de los fraudes empresariales se escapan a los controles internos y a las auditorías

Las restricciones de crédito, el deterioro de los ingresos en la empresa y el aumento de la morosidad, están provocando que, fraudes gestados en épocas de bonanza, salgan a la luz en momentos de depresión. Así lo han afirmado los expertos en Investigación de Fraudes de Forest Partners, compañía especialista en la gestión económico empresarial de empresas que atraviesan situaciones de dificultad.
Según las conclusiones de un estudio reciente, más del 66% de los fraudes no son detectados ni por controles internos, ni por auditoría interna ni tampoco por la supervisión externa de los auditores. El método de detección de fraude más habitual (46%) es la denuncia mientras que el segundo mecanismo más utilizado es la detección fortuita (20%).
En cuando al incremento de prácticas fraudulentas en momentos de crisis, Francisco Fernández Vales, experto de Forest Partners, sostiene que a día de hoy “no se puede establecer una correlación directa, si bien es cierto que los fraudes cometidos en tiempos de bonanza suelen saltar más fácilmente a la luz en los tiempos de depresión, reflejados con más claridad en las cuentas de resultados”. En épocas de bonanza se instala una mentalidad del “todo vale” y en ocasiones “se baja la guardia” descuidando los mecanismos de control de las organizaciones mientras que en épocas de crisis, en las que los recursos escasean, se presta mayor atención a “la caja”, explica.
Por su parte, Mariano de Prada, director del área de investigación, recuerda que para que se cometa fraude deben existir tres elementos; una motivación o presión -obtener unos resultados, mantener un nivel de vida etc.- una oportunidad -percibir una laxitud en los controles, ver alguna puerta abierta- y una justificación de la comisión del fraude -el individuo considera que no está bien pagado, que se trata de una medida temporal, etc.
En cuanto a su clasificación, que puede ascender hasta los 150 tipos, los expertos de Forest Partners destacan los tres principales: el primero de ellos, la apropiación de activos -efectivo, existencias etc.- es la que se produce con mayor frecuencia y abarca un mayor espectro de de posibles defraudadores dentro de la empresa. En un segundo lugar la corrupción -conflictos de interés, sobornos, pagos ilícitos- y, por último, la manipulación contable o falsificación de los estados financieros de una sociedad. “Ésta última, suele ser la práctica menos frecuente, pero la de mayor importe con una pérdida media de 2 millones de euros”, apunta de Prada. Estas irregularidades pueden venir tanto por la manipulación de cifras como por la ocultación de contingencias.
Fuente Cotizalia.com

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