De acuerdo con datos oficiales, dos de cada tres personas en edad de trabajar que constituyen la población económicamente activa se desempeñan en actividades informales.
La parte más importante que cuidan los bancos en este sentido es asegurarse de que los recursos que un cliente deposita son de procedencia lícita y “en ese sentido es mucho más difícil discernir si el recurso es de procedencia lícita o no si viene de una transacción en efectivo. Tenemos que tener todos los bancos una mayor vigilancia y un mayor sistema de control interno para asegurarnos que ese efectivo proviene de actividades licitas”.
-¿Cuáles son las medidas que toman para asegurarse que el dinero en efectivo proviene de fuentes lícitas?
-Ninguna mejor que la inversión en sistemas y conocimiento de los clientes. Nos hemos dado a la tarea de conocer a cada cliente que tenemos de una forma mucho más puntual, preguntándoles de dónde vienen, haciendo un perfil muy puntual cuando abrimos cuenta. Nos sentamos con cada cliente en lo individual y preguntamos cuántos cheques va a expedir al mes o su nivel de facturación.
“Parte de la reforma financiera –aprobada el año pasado– pide que los bancos para abrir una cuenta a una pequeña o mediana empresa pidamos la declaración fiscal. Eso es algo muy importante porque cuando un cliente dice que espera un nivel de facturación al mes, eso lo podemos empatar ahora con la declaración fiscal. Lo constatamos con sus movimientos mes a mes, día con día, en la sucursal y ahí es donde brinca: si dijo que iba a vender un millón y de repente deposita 10 millones, los sistemas en los que hemos invertido lo detectan, nos acercamos y si no hay una buena explicación cancelamos la cuenta”.
Fuente; El Diario.mx
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